La pérdida del olfato, también conocida como anosmia, es uno de los síntomas característicos asociados con la enfermedad del COVID-19.
Se cree que esta pérdida del olfato está
relacionada con el virus SARS-CoV-2, que es el virus responsable de la enfermedad.
El virus SARS-CoV-2 tiene
una afinidad particular por las células que se encuentran en la cavidad nasal y
en el epitelio olfativo, donde residen los receptores olfativos. Durante una
infección por COVID-19, el virus puede invadir estas células y replicarse en
ellas.
Esta invasión y replicación
viral puede causar daño y disfunción en las células del epitelio olfativo, lo
que lleva a la pérdida temporal o parcial del olfato. Se cree que el daño
directo a las células olfativas y a las células de soporte que las rodean
contribuye a la anosmia asociada con el COVID-19.
Además del daño directo
causado por el virus, también se ha sugerido que la respuesta inflamatoria del
sistema inmunológico puede desempeñar un papel en la pérdida del olfato.
Durante una infección, el sistema inmunológico se activa y libera mediadores inflamatorios
para combatir la infección. Estos mediadores inflamatorios pueden afectar
negativamente las células olfativas y contribuir a la disfunción olfativa.
Es importante destacar que la pérdida del olfato asociada con el COVID-19 generalmente es temporal y mejora a medida que el cuerpo se recupera de la infección. Sin embargo, en algunos casos, la anosmia puede persistir durante más tiempo o puede haber una recuperación parcial del olfato.
Si experimentas una pérdida
del olfato o cambios en el sentido del olfato, es importante informar a un
profesional de la salud para obtener un diagnóstico adecuado y recibir el
tratamiento adecuado.