jueves, 19 de octubre de 2023

El Cerebro Emocional.

 

El Cerebro Emocional.

“Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro”. Santiago Ramón y Cajal

El modelo social-emocional de Bar-On La estructura de este modelo está conformada por destrezas personales, sociales y emocionales. El modelo de Bar-On como se ha comentado en el tema anterior se estructura en cinco componentes: la percepción de uno mismo, la expresión de uno mismo, el componente interpersonal, la toma de decisiones y el manejo del estrés. De estos cinco componentes iniciales se derivan 15 factores que son descritos a continuación. Estos factores son divididos por el autor en capacidades básicas (aspectos esenciales de la inteligencia emocional) y capacidades facilitadoras.

1.       La autopercepción está constituida por:

·         La autorrealización: este factor se define como la capacidad para establecer metas personales y el impulso para alcanzarlas a fin de desarrollar el potencial interno. Esforzarse por actualizar el propio potencial implica desarrollar actividades significativas y agradables que conduzcan a una vida significativa, rica y plena. La autorrealización es un proceso continuo de esfuerzo hacia el máximo desarrollo de las competencias, habilidades y talentos. Se asocia con la persistencia de tratar de mejorar. Además, cuando se despierta la emoción hacia los intereses personales se produce un proceso de energetización y movilización que se retroalimenta, lo que es auto motivante y permite el disfrute en plenitud.

·         El autoconcepto: este factor se define como la capacidad para mirar hacia adentro y percibir, comprender y aceptar con precisión a uno mismo, lo que conduce al auto-respeto. Respetarse a uno mismo es, esencialmente, la capacidad de apreciar la manera de ser de uno mismo, con lo bueno y lo malo que se posee. La autoaceptación es, por lo tanto, la capacidad de aceptar las cualidades positivas, negativas, fortalezas y debilidades, así como las limitaciones. Este aspecto de la inteligencia socioemocional está directamente relacionado con la autoconciencia. Afecta a los sentimientos de autoestima, de seguridad, de fortaleza interior, de autoconfianza y de autodependencia saludable.

·         La autoconciencia emocional: se define como la capacidad de ser consciente e identificar las propias emociones, así como de poder distinguirlas y comprender por qué uno se siente de la manera en que lo hace. Este es probablemente el componente más importante de la inteligencia socio-emocional y se asocia de manera integral con otros factores importantes, como la capacidad de comprender con precisión cómo se sienten los demás, expresar los propios sentimientos y gestionar las emociones de manera efectiva.


2.       La expresión de uno mismo se conforma por:

·         La expresión emocional: hace referencia a la capacidad para poder mostrar y expresar los propios sentimientos, pensamientos y emociones de forma apropiada a cada situación. Es por ello que abarca la capacidad de gestión de las propias emociones.

·         La asertividad o expresión emocional del yo es la capacidad para expresar de manera efectiva y constructiva los propios sentimientos, creencias, pensamientos y a uno mismo en general, así como la capacidad de defender los derechos personales de una manera no destructiva. Se basa en la confianza en uno mismo, la franqueza y la audacia.

·         La asertividad potencia la decisión, ello la convierte en una característica necesaria cuando se requiere tomar decisiones con determinación y autoridad. Permite expresar el propio punto de vista sin crear perturbaciones, al tiempo que se interactúa con los demás.

·         La independencia: se define como la capacidad de ser autosuficiente y libre de la dependencia emocional de los demás, es decir, es la capacidad para ser autodirigido a nivel del pensamiento, de la planificación, de la toma de decisiones y de las propias acciones. Ello no impide la búsqueda y consideración de opiniones de otras personas antes de tomar decisiones. También hace referencia a la capacidad de funcionar de forma autónoma frente a la necesidad de protección y apoyo de los demás. Se basa en el propio grado de fortaleza interior, la confianza en uno mismo y se asocia a la sensación de que se tiene control sobre la propia vida y la capacidad para poder influir en las situaciones.

3.       El componente interpersonal está constituido por:

·         Las relaciones interpersonales: este factor se define como la capacidad de establecer y mantener relaciones mutuamente satisfactorias, es decir, interacciones sociales significativas que son potencialmente gratificantes y agradables. Existe una conexión entre la capacidad de ser consciente de las propias emociones y la capacidad de crear y mantener relaciones interpersonales. Se basa en la sensibilidad hacia los demás y conlleva la capacidad para dar y recibir calidez y afecto y transmitir intimidad cuando es apropiado. Esta capacidad depende también de la capacidad para comprender los sentimientos y las emociones dentro de las relaciones.

·         La empatía: es un importante factor definido como la capacidad de conocer y entender cómo se sienten los demás. Hace referencia a la capacidad de leer emocionalmente al otro. Se caracteriza por la muestra de interés, así como la preocupación por otras personas, a las que se es capaz de expresar calidez y afecto. Este factor se conoce como conciencia social, requiere de la confianza, la responsabilidad y la lealtad. Implica poner los intereses de los demás por delante de uno mismo cuando es necesario.

·         La responsabilidad social o competencia moral es la capacidad para identificarse con diferentes grupos sociales: los amigos, el trabajo, la comunidad, etc. y cooperar de manera constructiva. Se asocia a la capacidad para hacer cosas para y con los demás, manteniendo un conjunto de principios, reglas y normas sociales comunes para el grupo. Implica tener la sensibilidad interpersonal que permite aceptar a los demás y usar los talentos para el bien colectivo.

La responsabilidad social está altamente relacionada con la empatía.

4.       La toma de decisiones está constituida por:

·         La resolución de problemas implica la capacidad para identificar y definir problemas, así como para generar e implementar soluciones potencialmente efectivas. Requiere de una serie de fases:

I. Detectar el problema y sentir la confianza y motivación para enfrentarlo.

II. Definir y formular el problema lo más claramente posible, recopilando la información relevante.

III. Buscar tantas soluciones como sea posible.

IV.  Tras sopesar los pros y los contras de cada posible solución, implementar una y elegir la mejor manera para ello.

·         La contrastación de la realidad o conciencia situacional es la capacidad para evaluar de forma precisa y realista la situación inmediata. Implica la confirmación objetiva de los sentimientos, las percepciones y los pensamientos, así como ser consciente del entorno para clarificar las posibles diferencias entre las percepciones internas y lo que realmente existe en el mundo exterior.

·         El control del impulso es la capacidad para resistir o retrasar una tentación de actuar. Integra la capacidad de aceptar los impulsos agresivos, así como la gestión del comportamiento hostil y potencialmente irresponsable. Es la capacidad de mantener la compostura y manejar eficazmente las emociones de uno en situaciones difíciles y exigentes. En esencia, el control de los impulsos es que las emociones funcionen a favor de uno mismo y no en contra. Está estrechamente relacionado con la comprensión de las emociones, puesto que es la comprensión la que permite la autogestión.

5.       El manejo del estrés está constituido por:

·         La flexibilidad: entendida como la capacidad general para adaptar los sentimientos, los pensamientos y el comportamiento a circunstancias dinámicas, impredecibles e inusuales. Requiere de agilidad y capacidad de reacción al cambio sin rigidez e implica el cambiar de opinión cuando se evidencia que se está equivocado. Facilita los nuevos inicios y los ajustes en general.

·         La tolerancia al estrés es la capacidad para manejar las emociones de manera efectiva y constructiva, lidiando con los eventos adversos y las situaciones estresantes sin abrumarse, de forma activa y positiva. Implica elegir la acción para gestionar la situación, llevarla a cabo con una disposición optimista y tener la sensación de que realmente se puede gestionar o modificar aquella situación. Se asocia con la capacidad de estar relajado y de enfrentar las dificultades desde la calma.

·         El optimismo hace referencia a la capacidad de mantener una actitud positiva y esperanzada hacia la vida, incluso frente a la adversidad. Juega un papel importante en la automotivación y resulta clave para hacer frente al estrés y alcanzar los objetivos personales. Requiere del sentimiento de seguridad en uno mismo.

El modelo de competencias de Goleman.

Para Goleman la inteligencia emocional está conformada por cinco componentes presentadas en el tema anterior. De los cinco componentes se derivan 25 competencias o aptitudes, cada una de las cuales es sensible de ser desarrollada para lograr un desempeño superior y que son:

1.       Conocer las propias emociones. De este componente se derivan tres competencias emocionales:

·         La conciencia emocional es la capacidad para reconocer las emociones y sus efectos. Sirve de guía ante las decisiones a tomar y las acciones a emprender. Cuando se ajusta con los valores personales la vivencia emocional es armónica. Para conseguir esta conciencia es necesario destinar momentos a la pausa y atender a las sensaciones internas.

·         La valoración adecuada de uno mismo: hace referencia al conocimiento de los propios recursos, capacidades y límites, para saber hasta dónde se puede llegar, cuándo se debe mejorar y cuándo pedir ayuda

·         La confianza en uno mismo implica el tener la sensación clara de que se es una persona valiosa. Esta confianza no alude tanto a las capacidades, sino a lo que se cree que se puede hacer con ellas. Ayuda a desprender el propio carisma e incluso, inspirar a los demás. Esta confianza interna es la que ayuda a sacar lo mejor de uno mismo en situaciones adversas.

2.       Manejar las emociones se constituye por cinco competencias emocionales que son:

·         El autocontrol es la capacidad para gestionar la vivencia emocional interna de uno mismo. Se caracteriza también por saber mantener la calma en situaciones adversas, así como para aproximarse y calmar a personas que se encuentran alteradas. La práctica regular de técnicas de relajación permite potenciar esta competencia.

·         La confiabilidad e integridad: esta capacidad permite expresarse de forma abierta y sincera, siendo coherente con los valores personales, las intenciones y los sentimientos y la puesta en práctica que se hace de ellos en la realidad.

·         La adaptabilidad: hace referencia a la capacidad para actuar de forma flexible, ajustándose a la nueva información, reaccionando de forma proporcionada y cediendo si es necesario.

·         La innovación: hace alusión a la capacidad para identificar cuestiones clave y simplificar problemas que parecen complicados, debido a un rango de visión amplio que permite conectar con inspiraciones y llevar a cabo las acciones para materializar en un acto creativo. Requiere de confianza, iniciativa, perseverancia y capacidad de persuasión.

3.       Motivarse a uno mismo está conformado por cuatro competencias fundamentales:

El logro es la capacidad para saber fijarse retos realistas para uno mismo y establecer de forma rutinaria la progresión de estos en aras de conseguirlos e incluso, maximizar los logros.

El compromiso consiste en saber sintonizar los objetivos personales con las metas del colectivo al que se pertenece, generando un vínculo emocional que lleva a buscar las metas comunes de forma sinérgica.

La iniciativa parte de la sensación interna de que la voluntad personal puede contribuir al futuro, lo que impulsa a asumir riesgos y buscar oportunidades. Se actúa antes de que las circunstancias lo requieran.

El optimismo es la capacidad de tomar distancia en las adversidades, ver la naturaleza del problema, las causas y definir lo que uno mismo puede cambiar. Implica el conocimiento de los pasos a tomar para lograr un determinado objetivo y disponer de la energía necesaria para ello.

4.       Reconocer las emociones de los demás. Las competencias que dependen de este componente son cinco:

·         La comprensión de los demás. Consiste en poner atención real al otro, para percibir sus sentimientos, asegurarse de haberle comprendido, valorar sus puntos de vista y así estar en condiciones de ofrecer ayuda (si es necesario). Es por ello que la escucha activa es clave.

·         El desarrollo de los demás: hace referencia a mostrar un interés verdadero por el otro y así despertar su propia confianza. Abarca también el proporcionar un feedback adecuado, junto con una expectativa positiva de las posibilidades de mejora.

·         La orientación hacia el servicio: consiste en la empatía real y sincera que permite comprender al otro y sintonizar con sus necesidades.

·         El aprovechamiento de la diversidad se basa en aprovechar la diferencia, puesto que es esta lo que aporta realmente perspectivas innovadoras. La conciencia política es la capacidad de darse cuenta de las corrientes emocionales y de las relaciones de poder subyacentes en un grupo. Es imprescindible comprender las estructuras informales y los centros de poder implícitos existentes.

5.       Establecer relaciones se fundamenta en varias competencias:

La influencia es la capacidad de despertar determinadas emociones en los demás y movilizarlos hacia alguna acción concreta. Requiere de la capacidad para establecer vínculos emocionales con los demás.

La comunicación. Para que esta se dé es imprescindible que exista la capacidad de escucha, así como la capacidad para adoptar una actitud serena y sosegada, independientemente del estado anímico en el que uno se encuentre. El autocontrol resulta relevante para esta competencia.

La gestión de los conflictos: hace referencia a la capacidad para comprender que en un proceso de negociación existe un problema mutuo y se trata de cooperar. La adecuada comprensión del otro adquiere un papel central.

El liderazgo exige la habilidad para conectar a nivel emocional con los grupos, al tiempo que se es capaz de tomar las decisiones pertinentes de forma asertiva. Implica despertar la capacidad imaginativa y motivacional del grupo para avanzar en los proyectos conjuntos.

La catalización del cambio hace alusión a la capacidad para reconocer el valor de las propuestas e ideas novedosas, ofreciendo la confianza que permita implementar el proceso de transformación. Requiere acoger las emociones y potenciar la sensación de valía de cada persona.

El establecer vínculos se refiere a la habilidad para crear una red de cooperación y de relaciones provechosas entre las personas del equipo.

La colaboración y la cooperación son la clave para que los equipos permanezcan unidos. Es vital poner atención en cuidar y potenciar el establecimiento vínculos emocionales saludables.

Las capacidades de equipo hacen referencia a la construcción de una visión movilizadora, haciendo que se compartan los objetivos y la dirección del trabajo a emprender, partiendo de una dinámica de consenso.

Tras su versión inicial Goleman ha ido publicando variadas actualizaciones que modifican tanto los componentes y como las competencias que derivan de estos.

La madurez emocional y cerebral.

En el proceso de conformación personal a parte de tener presente las grandes posibilidades de crecimiento y mejora a partir del desarrollo de las diferentes competencias emocionales, como las que exponen Bar-On y Goleman, hay que tener presente otro factor:  la madurez.

La madurez se puede abordar desde diversas perspectivas, aquí se centra en dos dimensione

concretas: la madurez emocional y la madurez cerebral.

 La madurez emocional es un complejo entramado puesto que está conformado por múltiples aspectos interrelacionados como: el equilibrio, la sabiduría, la responsabilidad, el sentido de propósito, la conciencia de profundidad y el autocontrol. Aunque están en uno mismo de forma potencial desde el nacimiento, no emergen de forma automática, es necesario, al igual que las competencias emocionales, desarrollarlos.

Así mismo, este proceso de desarrollo de la madurez emocional viene condicionado por la madurez cerebral, puesto que existen momentos donde las estructuras cerebrales no están lo suficientemente maduras para esperar determinadas conductas.

Hoy se sabe gracias a las propuestas de muchos neurocientíficos, como Blakemore y Frith y Mora que el cerebro continúa desarrollándose después de la infancia y la pubertad y que su madurez se alcanza cuando se superan los 30 años, e incluso no alcanza su pleno desarrollo hasta los 40.

Además, existen periodos que se pueden considerar críticos donde se producen podas neuronales para que el cerebro sea más eficaz. Estos procesos de poda requieren de un periodo de tránsito donde se produce un recableado cerebral que es necesario vivir para evolucionar. Una primera poda neuronal sucede en los primeros años de vida, puesto que se nace con muchas neuronas y es necesario un proceso de afinación que ofrezca un cerebro más funcional.

Una segunda poda ocurre durante la primera infancia, luego se reestructura al final de la adolescencia y tras esto no se detiene, sino que sigue cambiando. Los cerebros de los adolescentes tienen mayor cantidad de materia gris, pero su eficiencia es más baja, es por ello que son menos maduros que los cerebros adultos.

Un claro ejemplo de esta diferencia se ve en relación al funcionamiento de la corteza prefrontal que es la sede de las funciones ejecutivas, es decir, la responsable de la planificación, la atención, el autocontrol y la toma de decisiones. Esta zona, además, juega un papel clave en el comportamiento social, la empatía y la interacción con los demás. La maduración de esta zona requiere de un proceso neuronal lento que lleva de la niñez y a la adultez.

También es necesario comentar que a día de hoy se están confundiendo la falta de madurez de la corteza prefrontal, con el desarrollo de enfermedades mentales como el déficit de atención o de hiperactividad, por ejemplo. Esto se debe a que para que el cerebro madure es necesario que se frustre. Esta frustración es la que permite que se creen la redes y conexiones neuronales que llevan al cerebro maduro. Las consignas que guían este proceso de maduración son marcar unos límites claros y dejar un amplio margen de experimentación dentro de estos.

Mora llega a comentar que estos nuevos conocimientos neurocientíficos en relación a la madurez cerebral deberían de tenerse presentes en amplios ámbitos socioculturales. Uno de ellos es el campo de la justicia.

En ocasiones la falta de madurez de la corteza prefrontal puede ser la que haya llevado a tomar una decisión poco apropiada. Quizá este es un aspecto a considerar en todo el proceso judicial global.

Se puede concluir que la madurez emocional es un proceso continuo y gradual, que viene determinado por la madurez cerebral, por un lado y por las experiencias vitales, la inteligencia, la manera en que se ha sido educado, etc. por otro. Todos estos factores hacen que exista una gran variabilidad en el nivel de madurez de las diferentes personas. Una persona madura emocionalmente es estable, tolera la frustración, acepta la responsabilidad ante sus propios actos y tiene la amplitud mental para escuchar reflexivamente a los otros.


Dr. Orlando Cortez. 

Octubre 2023.

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